La fibromialgia es un trastorno crónico que se caracteriza principalmente por dolor musculoesquelético generalizado y sensibilidad aumentada en áreas específicas del cuerpo, conocidos como puntos sensibles o puntos gatillo. Además del dolor, la fibromialgia está asociada con fatiga persistente, trastornos del sueño, problemas de memoria y concentración (conocidos como “neblina cerebral”) y cambios en el estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión.
La fibromialgia puede afectar diversas partes del cuerpo, generando dolor y sensibilidad en múltiples áreas. Aunque el dolor puede ser generalizado, hay ciertas zonas del cuerpo que tienden a ser más afectadas en los pacientes con fibromialgia. Es importante tener en cuenta que el dolor asociado con la fibromialgia puede ser crónico y fluctuar en intensidad, con períodos de exacerbación y remisión. La sensibilidad y el dolor pueden variar de persona a persona, y algunos pacientes pueden experimentar síntomas adicionales, como entumecimiento, hormigueo y debilidad en las extremidades.
El diagnóstico de fibromialgia es principalmente clínico y se basa en los síntomas reportados por el paciente, junto con la exclusión de otras posibles causas de los síntomas. No existe una prueba específica o un marcador biológico para diagnosticar la fibromialgia, por lo que el proceso de diagnóstico suele ser complejo y requiere la evaluación cuidadosa de un reumatólogo.
Aunque la causa exacta de la fibromialgia no se comprende completamente, se cree que involucra una combinación de factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales. Se ha observado que ciertos eventos, como traumatismos físicos, cirugías, infecciones o estrés psicológico significativo, pueden desencadenar el inicio de los síntomas en algunas personas.
El manejo de la fibromialgia suele ser multidisciplinario y puede incluir medicamentos para el dolor, antidepresivos, terapia física, terapia ocupacional, terapia cognitivo-conductual y medidas para mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés. Si bien no existe una cura definitiva para la fibromialgia, un enfoque integral de tratamiento puede ayudar a mejorar la calidad de vida y reducir la gravedad de los síntomas en muchas personas.