La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones, causando inflamación y dolor. Puede dificultar el movimiento y causar daño permanente si no se trata. Se presenta en hombres y mujeres de 18 a 70 años.
Esta afección puede afectar diversas partes del cuerpo, incluyendo las manos, muñecas, codos, hombros, caderas, rodillas y pies, sin embargo, algunas personas con arthritis reumatoide pueden desarrollar daño en otros órganos o sistemas como piel, ojos, pulmones, corazón y vasos sanguíneos.
Los signos y síntomas de la artritis reumatoide son:
El diagnóstico de la artritis reumatoide se realiza posterior a una historia clínica detallada, exploración física completa y se complementa mediante exámenes de sangre para detectar marcadores específicos, como el factor reumatoide y los anticuerpos anti-CCP, los estudios de imagen como radiografías y ultrasonido, son herramientas muy valiosas para corroborar el diagnóstico.
Las causas exactas de la artritis reumatoide no se comprenden completamente, pero se cree que involucran factores genéticos y ambientales. El tabaquismo se ha identificado como un importante factor de riesgo en el desarrollo de la artritis reumatoide. Los estudios han demostrado que fumar cigarrillos no solo aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad, sino que también puede empeorar su gravedad y dificultar su tratamiento. La relación entre el tabaquismo y la artritis reumatoide parece estar relacionada con la inflamación crónica y la respuesta inmune desregulada característica de la enfermedad.
El tratamiento de la artritis reumatoide ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Es una enfermedad tratable, y existen medicamentos innovadores que han revolucionado su manejo, como los fármacos modificadores de la enfermedad biológicos y los inhibidores de la Janus quinasa (JAK). Estos medicamentos no solo ayudan a controlar los síntomas, como el dolor y la inflamación, sino que también pueden prevenir el daño articular irreversible. Con un tratamiento adecuado y una atención médica continua, muchas personas con artritis reumatoide pueden llevar una vida activa y satisfactoria.
La artritis reumatoide puede confundirse con otras enfermedades autoinmunes, como la lupus eritematoso sistémico, osteoartritis, gota, entre otras, por lo que la identificación precisa de estos diagnósticos diferenciales se basa en una combinación de la historia clínica del paciente, los hallazgos físicos, los estudios de laboratorio y las imágenes médicas. Un diagnóstico diferencial preciso es fundamental para garantizar un tratamiento adecuado y mejorar los resultados a largo plazo para los pacientes.